Listas interminables de cosas que quisiera o pudiera hacer se estrellan cada día en el cerebro. Unas están cerca de ser imposibilidades, otras se esfuman en el tiempo o la realidad que se llena de asuntos que la gente espera que se hagan. Y entonces se empiezan a crear espacios paralelos de imágenes, sueños o proyectos que solo existen en el mundo de las ideas. De vez en cuando, sin mucho alboroto, ese mundo abre una pequeña puerta por donde lo etéreo empieza a materializarse . Unas veces el azar tiene mucho que ver, otras veces, especiales personas se convierten en cómplices y, casi siempre, uno terminada dándose cuenta que valió la pena tanta fantasia y tanto tiempo perdido de busqueda.