El 4 de febrero de 2008 nos unió una consigna: ¡NO MÁS FARC!, la realidad no se transformó pero en algunos se encendió la posibilidad de un cambio. Esa iniciativa ciudadana perdió espíritu cuando los políticos (de derecha y de izquierda) se quisieron unir a la movilización. Estamos cansados de la clase política. Ni rojos, ni amarillos, ni azules, ni ningún color nos convence. Incluso, el Partido Verde y que a tantos nos inspiro el año anterior, nos acaba de dar una bofetada, argumentan que para hacer cambios hay que llegar al poder, pero desafortunadamente escogieron una de las prácticas que más daño le hace a nuestro país, el «todo se vale».
El año 2011 empezó con las noticias de movilizaciones en varios países del norte de África, los ciudadanos se tomaron las calles, incluso lucharon en contra de las balas y no son pocos los movimientos que se están gestando en el mundo árabe. El 15 de mayo se empezó un movimiento en España, un movimiento de indignación, un movimiento de conciencia política pero alejado de los movimientos políticos. ¿Y Colombia cuando?
Nuestra clase política desde su nacimiento ha usado al pueblo para sus intereses particulares. La mediocre educación que recibimos y la poca capacidad de protesta nos ha sumergido en 200 años de inconformismo en el silencio. Y todo porque votamos por el bien particular, por la palanca, por el amigo, por el contrato, por la beca. Y así, con esa actitud, no hay democracia que resista. Son tiempos de unión, tiempos de rabia, tiempos de indignación, ¿Por qué no pasamos de la tertulia (digital o presencial) y pasamos a la acción? Creo que una buena oportunidad es salir a las plazas el 29 de octubre y !LEVANTAR A GRITOS ESTE PAÍS! y no dejar que ningún político, ni ninguna organización se tome esta iniciativa. Somos nosotros, nosotros los ciudadanos los que queremos decirle a los alcaldes, a los concejales, a los políticos en general: «ESTO TIENE QUE CAMBIAR».