El Palacio de justicia

No siempre es de noche.

Tenía 10 años. Sólo recuerdo una imagen: un tanque de guerra, un disparo y una estela de humo saliendo de ese edificio. No era mi edad de distinguir la ficción de la realidad. Con el paso de los años, muchas otras imágenes se van uniendo a ese triste recuerdo. Fue mucha sangre, mucha muerte y mucha ausencia. Algunos hoy pueden llorar sus muertos, otros siguen preguntando por sus desaparecidos.

En Colombia tenemos que luchar contra el olvido, ese mismo que se tomó Macondo, y que nos consume. Olvidamos nuestros muertos, o nos acostumbramos a ellos, olvidamos las injusticias y a quienes la cometen o miramos para otro lado y allí encontramos un gol o una reina. Es  más fácil olvidar. Es menos doloroso. Las nuevas generaciones tienen el derecho-deber de saber que paso, pero saber la verdad, no la que cada una de las partes quiere contar, sino la verdad que pasó, la verdad que el tiempo va moldeando y reconstruyendo. Esa verdad que sólo se encuentra indagando, escuchando, analizando y sobretodo valorando la vida de aquellos que han muerto y no declinar en la pasión a seguir preguntando por aquellos que nunca más volvieron a estar con sus familias.

Y tú, ¿qué piensas?

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s