
Estábamos hablando de animales con unos niños de primero de primaria, yo soy el rector del colegio, pero aún estos niños no tienen profesor, de manera que los acompañé un rato intentando dar una clase de biología; de pronto surgió, gracias a una decoración tardía de Halloween, la pregunta sobre el parecido entre animales. En ese momento la más o menos controlada atención que los niños tenían en el tema se fue al demonio, empezaron a hablar entre ellos, subiendo el volumen y se oían todo tipo de ideas seudo científicas, luego de un minuto, me tocó acabar con la disputa con una lapidaría frase: «El vampiro es primo-hermano del murciélago».
Unos minutos después, otro momento sorprendente de esa clase compartida con los niños fue que a la pregunta ¿Cuál es la mascota que preferirías tener en casa? Más o menos el ranking fue el siguiente: 1. Perro. 2. Gato. 3. Dinosaurio (pero chiquito) 4. Delfín 5. Jirafa. También los felinos como el león, el tigre y la foca* tuvieron varios seguidores. Los dragones también aparecieron como posibilidad de tenerlos en casa, pero una niña increpó a sus compañeros diciéndoles que no fueran bobos, que un dragón no podía ser mascota pues vive es en los libros. Otro estudiantes con una superioridad moral, casi como la de cualquier tuitero, sentenció: «los dragones no existen…»
*Un niño argumentó, luego de que hice una lista de felinos en el tablero, que las focas también lo eran porque tenían bigotes como el gato de su casa.